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¿Usted tiene deficiencia de vitaminas esenciales? Estas son cinco maneras de averiguarlo

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La deficiencia de vitaminas es común en todo el mundo. La deficiencia primaria de vitamina se desarrolla a partir del consumo insuficiente de vitaminas en la dieta. La deficiencia secundaria de vitaminas es causada por otro problema, como la mala absorción en el estómago. Cualquier grupo de edad puede experimentar deficiencia de vitaminas, aunque los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores tienden a ser más susceptibles. Cualquier persona que carezca de una dieta sana y equilibrada también estará en riesgo de padecer deficiencia de vitaminas. Los síntomas de la deficiencia de vitaminas pueden ser sutiles para algunas personas y más obvios para otras. Aquí presentamos varios síntomas comunes que podrían indicar que usted tiene deficiencia de vitaminas y qué se puede hacer para corregir esto.

‌‌‌‌Ansiedad

La organización Mundial para la Salud estima que 300 millones de persona en el mundo se ven afectadas por algún trastorno de ansiedad. Entre los síntomas comunes de la ansiedad se encuentran la preocupación excesiva, miedo, palpitaciones cardíacas, sudor, insomnio e hiperventilación. Varios estudios sugieren que la deficiencia de vitaminas podría vincularse con un aumento de ansiedad en las personas.

La vitamina D es una vitamina soluble en grasa que se encuentra en pequeñas cantidad en alimentos fortificados y en la luz natural del sol. La vitamina D proveniente de alimentos y del sol debe someterse a una conversión química en el cuerpo. La forma más activa es la vitamina D3, también conocida como calcitriol. Esta participa en el desarrollo y la formación de los huesos, en la función inmunológica y en la reducción de la inflamación. Varios estudios sugieren que la deficiencia de vitamina D, la cual es en realidad un precursor hormonal, podría estar vinculada a comportamientos relacionados con la ansiedad. Un estudio de 2017 sugiere que la suplementación con vitamina D podría mejorar la ansiedad y la depresión.  

Varios estudios sugieren que la deficiencia de vitaminas B tienen que ver con un aumento de los síntomas de ansiedad. La vitamina B6, o piridoxina, es un cofactor que participa de la síntesis del ácido γ-aminobutírico, también conocido como GABA, serotonina y dopamina. Estos son todos neurotransmisores que podrían causar un efecto calmante en la mente y el cuerpo. Varios estudios sugieren que la suplementación con vitamina B6 podría reducir la ansiedad y la depresión en la mujer. La vitamina B6 también podría ser causa de ataques de pánico y de hipertensión. 

La vitamina B3, o niacina, es una vitamina esencial y soluble en agua. La vitamina B3 participa en la conversión del triptófano en serotonina, lo cual podría tener que ver con la regulación de la ansiedad y la depresión, según varios estudios.

‌‌‌‌Visión deficiente por la noche

Si tiene problemas para ver de noche o enfocar la vista al pasar de la luz brillante a tenue, podría padecer de una afección llamada ceguera nocturna. La deficiencia de vitamina A podría ser una causa de la ceguera nocturna. La vitamina A, vitamina soluble en grasa que tiene un papel en la función visual, la función inmunológica y el tejido cutáneo, participa en el envío de impulsos eléctricos hacia la retina, la cual es el área que recibe la luz en la parte trasera del ojo.  

La vitamina A se encuentra de manera natural en ciertos alimentos y en diferentes formas. Las fuentes animales y el pescado contienen la mayor cantidad de vitamina A preformada. El hígado de res es la mayor fuente de origen animal de la forma activa de la vitamina A. El aceite de hígado de bacalao posee un alto contenido de vitamina A. Hay alimentos de origen vegetal que contienen carotenoides, los cuales se pueden convertir en vitamina A dentro del cuerpo. Los carotenoides son pigmentos que dan a las frutas y verduras su color amarillo, rojo o naranja, entre estas, la zanahoria, el pimiento rojo y el amarillo, el camote y la patata dulce. Un estudio sugiere que la suplementación con luteína de carotenoides o zeaxantina podría ayudar a mejorar la visión nocturna. 

‌‌Encías sangrantes

El escorbuto es una afección por la cual las encías sangran debido a una deficiencia de vitamina C, la cual es necesaria para la conservación del tejido conectivo. Entre otros síntomas se encuentran caries, adelgazamiento del cabello y fatiga. Aunque en el siglo quince el escorbuto era un tema de preocupación común, hoy en día es inusual. Sin embargo, algunos expertos de la salud sugieren que podría estar produciéndose un regreso debido a la pobreza y las dietas deficientes.

La vitamina C, o ácido ascórbico, es una vitamina esencial soluble en agua. Se trata de un antioxidante que combate los radicales libres, tiene un papel en la función inmunológica y ayuda en la absorción del hierro. La vitamina C participa en la producción de colágeno. El ser humano no puede producir vitamina C de forma directa. La deficiencia de vitamina C normalmente se debe a la falta de alimentos que contengan vitamina C en la dieta. Entre los síntomas que podrían estar relacionados con la deficiencia crónica de vitamina C se encuentran la fatiga, la formación de hematomas fácilmente, y el dolor muscular y articular.

La vitamina C se encuentra en mayores cantidades en los cítricos, el brócoli y el tomate.

Las personas que fuman podrían necesitar más vitamina C que los no fumadores. El National Institute of Health sugiere que la suplementación con hasta 1 g de vitamina C por día contribuye con una tasa de absorción de 70-90 % aproximadamente. 

‌‌‌‌Fatiga

La fatiga constituye una preocupación común en muchas personas. Esta se puede deber a una variedad de factores, entre estos, falta de sueño, enfermedad o dieta deficiente. También puede ser síntoma de deficiencia de una o más vitaminas.

La vitamina E es otra vitamina soluble en grasa. La forma más estudiada de la vitamina E es el alfa-tocoferol. La vitamina E es un antioxidante que también podría tener efectos antiinflamatorios. Esta participa de la función inmunológica. Estudios han demostrado que los niveles bajos de vitamina E podrían aumentar los niveles de fatiga. Un estudio en particular sugiere que la deficiencia de vitamina E podría causar fatiga muscular. La vitamina E se encuentra en alimentos como los frutos secos y las semillas, y en las verduras de hojas verdes.

Las vitaminas B participan en conjunto en la conversión del alimento en energía. Estas son cofactores involucrados en el ciclo de Krebs, el cual produce la adenosina trifosfato, la energía de la célula. Un estudio sugiere que las personas con síndrome de fatiga crónica podrían tener niveles de vitaminas B inferiores. Algunas personas con SFC podrían beneficiarse con la suplementación con vitamina B.

También se ha detectado niveles bajos de vitamina D en personas con síndrome de fatiga crónica. Estudios sugieren que la suplementación con vitamina D podría ayudar a mejorar los niveles de fatiga. 

‌‌‌‌Uñas y cabello quebradizo

Las uñas quebradizas se pueden deber al lavado de manos y el lavado de vajilla frecuentes, o a la deficiencia de ciertas vitaminas.

La vitamina B7, más comúnmente conocida como biotina, es otra vitamina B involucrada en la producción de energía. La biotina interviene en la función de los aminoácidos formadores de proteínas necesarios para el crecimiento de las uñas y el cabello. Algunos de los síntomas de la deficiencia de biotina son sarpullidos en la cara, cabello quebradizo, entumecimiento y sensación de hormigueo, pérdida del apetito o depresión.

Entre los alimentos que contienen biotina se encuentra el huevo, la espinaca, el hígado y el salmón. Un estudio de 2017 muestra que la suplementación con biotina podría ayudar a mejorar el crecimiento de las uñas y el cabello.

Otro mineral importante que contribuye con la salud de la uñas y el cabello es el hierro, el cual interviene en la producción de hemoglobina. La hemoglobina es una proteína que ayuda a transportar el oxígeno a la sangre. Las uñas requieren oxígeno para estar sanas. Una enfermedad llamada coiloniquia provoca una anormalidad en la forma de las uñas, por la cual estas se vuelven cóncavas. También se le llama uñas cuchara.

La deficiencia de hierro también podría ser una causa de las uñas quebradizas. Además, si usted tiene el hierro bajo, también podría experimentar fatiga, dolor de cabeza, mareo y falta de aliento.

La deficiencia de hierro podría contribuir a la pérdida del cabello. Es normal perder alrededor de 100 cabellos por día. No obstante, si halla que está perdiendo mechones de cabello a la vez, algo más le podría estar ocurriendo a su cabello.

Existen dos formas distintas del hierro: hemo y no hemo. El hierro hemo proviene de productos de origen animal y se absorbe mejor que el no hemo, el cual proviene de fuentes de origen vegetal. Algunos alimentos que contienen las mayores cantidades de hierro son las ostras, el hígado de res, las melazas y los porotos. Los vegetarianos y veganos podría correr mayor riesgo de padecer falta de hierro, o de anemia por deficiencia de hierro.

Tenga en cuenta que solo se debe suplementar con hierro bajo la instrucción de un médico, pues el exceso del mismo puede ser perjudicial.

El zinc es un oligoelemento que interviene en muchos procesos del cuerpo. Participa en la función inmunológica, la síntesis de proteínas y la producción de hormonas. Los niveles bajos de zinc podrían causar la pérdida del gusto, diarrea, cicatrización deficiente de las heridas y atrofia muscular. Siendo que el zinc interviene en los procesos celulares, estudios sugieren que la deficiencia de zinc podría causar la pérdida y el adelgazamiento del cabello. Los niveles de zinc podrían ser inferiores en las personas con pérdida del cabello no cicatricial.

Las personas que padecer enfermedades intestinales inflamatorias podrían tener niveles inferiores de zinc debido a un problema de mala absorción. Los vegetarianos también podrían correr mayor riesgo de deficiencia de zinc.

Estudios han demostrado que la suplementación con zinc podría ejercer un efecto positivo en las personas con caída de cabello. Los suplementos contienen diferentes formas de zinc, entre estas, picolinato, gluconato, sulfato de zinc y acetato de zinc. El porcentaje de zinc elemental varía según la forma utilizada.

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