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El aceite de pescado y la depresión

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¿Qué pasaría si en el tratamiento de la depresión los médicos dejaran de depender de la manipulación química cerebral con medicamentos y se centraran en cambio en el refuerzo de la propia química del cerebro? En base a los resultados de un nuevo estudio realizado por la Universidad de Pittsburgh en el que se recurrió a la suplementación con aceite de pescado, parece que al final menos estudiantes universitarios padecerían depresión o necesitarían seguir un tratamiento con antidepresivos.

La depresión es un gran problema entre los estudiantes universitarios. Según encuestas recientes, el 30 % de los alumnos universitarios se han sentido tan deprimidos que sufrieron una merma en su capacidad para funcionar y un 6 % consideraron seriamente el suicidio en los últimos 12 meses. Dada la relativa ineficacia y las posibles reacciones adversas a los antidepressant drugs (fármacos antidepresivos), es importante ayudar a estos jóvenes con una suplementación y nutrición adecuadas. Al fin y al cabo, uno no se deprime porque presente déficits de Prozac o de cualquier otro antidepresivo, sino por carecer de algo tan esencial como los (ong-chain fatty acids (ácidos grasos de cadena larga) presentes en los aceites de pescado: esto podría constituir una de las principales causas de la depresión.

Información previa:

Los suplementos de aceite de pescado con concentración de long-chain omega-3 fatty acids EPA and DHA (ácidos grasos de cadena larga omega-3 EPA y DHA) libres de lipid peroxides (peróxidos lipídicos), metales pesados, contaminantes ambientales y otros compuestos nocivos han revolucionado la medicina nutricional. Un conjunto de numerosas pruebas científicas nos indican ahora que la suplementación con aceite de pescado puede evitar o mejorar más de 60 problemas de salud, incluyendo la depresión y otros trastornos relacionados con el cerebro.

Diversos estudios también han constatado que en aquellos países en los que los niveles de consumo de aceite de pescado son más elevados sus poblaciones presentan tasas más bajas de trastornos depresivos.

La importancia de los ácidos grasos omega-3 para la función cerebral se relaciona con su papel en la phospholipid composition (composición fosfolipídica) de las nerve cell membranes (membranas de las células nerviosas). Los estudios han demostrado que los ácidos grasos EPA y DHA influyen en los siguientes procesos:

  • En la fluidez de las membranas celulares cerebrales.
  • En la síntesis de los neurotransmisores.
  • En las uniones de los neurotransmisores.
  • En la transmisión de señales.
  • En la actividad de las enzimas clave que descomponen neurotransmisores como la serotonina, la epinefrina, la dopamina y la norepinefrina.

Los aceites de pescado con altas concentraciones en ácidos grasos EPA y DHA han demostrado tener efectos positivos para pacientes aquejados de depresión y trastorno bipolar (maníaco-depresivo) cuando se les suministró una dosis recomendada (por ejemplo, 1000-3000 mg de EPA + DHA), pero estos estudios se han centrado principalmente en adultos de mediana edad y, por lo general, en pacientes que también tomaban medicamentos antidepresivos recetados.

Nuevos datos:

Para evaluar los efectos de la suplementación con aceite de pescado en adultos jóvenes con depresión se realizó un double-blind study (estudio a doble ciego) con 23 sujetos (de los cuales un 78 % fueron mujeres), con una edad media de 20 años. Estos sujetos presentaban una depresión significativa, tal y como quedó demostrado por la obtención de una puntuación mayor a 10 en un cuestionario de diagnóstico estándar (Beck Depression Inventory [BDI]) (Inventario de Depresión de Beck [BDI, por sus siglas en inglés]) y NO se encontraban tomando medicación antidepresiva. Se crearon dos grupos y los sujetos se distribuyeron aleatoriamente en ellos: a los de uno de los grupos se les asignó un placebo (aceite de maíz) y a los del otro aceite de pescado (1,4 g EPA + DHA) con eicosapentaenoic and docosahexaenoic acids (ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico). El BDI se completó antes de la suplementación y una vez más en el día 21 del estudio.

Los resultados demostraron que existía una diferencia significativa en el estado de depresión entre los grupos. En el que los sujetos tomaron aceites de pescado, un 67 % de los sujetos no reunieron los criterios necesarios para recibir un diagnóstico de depresión, mientras que la cifra se redujo en el otro grupo solamente hasta un 20 % de sujetos que no tenían ya depresión.

Comentario:

Estos resultados son bastante significativos y demuestran que la suplementación con dosis bajas de aceite de pescado pueden producir resultados muy rápidos a la hora de mejorar el estado de ánimo. A pesar de estos impresionantes resultados, mi recomendación de dosificación cuando se usen aceites de pescado con fines terapéuticos es de 3000 mg EPA + DHA. Ese nivel de dosis habría producido unos resultados incluso mejores en base a los estudios previos realizados en sujetos de mayor edad.

Asimismo, en los últimos años he destacado en varios boletines informativos la publicación de estudios que reflejan enfoques nutricionales a la hora de mejorar el estado de ánimo, la salud cerebral, la memoria y/o la prevención del declive mental asociado a la edad. A continuación, las áreas principales de hincapié: reducir la inflamación, controlar los niveles de azúcar en la sangre, proporcionar los elementos de construcción necesarios gracias a la supernutrición y proteger al cerebro de daños mediante el consumo de antioxidantes procedentes tanto de la dieta como de la suplementación.

En lo que respecta a la dieta, la mediterránea o la nueva dieta nórdica se erigen como grandes aliadas. En materia de suplementación, además de la ingesta de aceites de pescado, existen otras tres recomendaciones primordiales:

N.º 1 Tomar un suplemento multivitamínico y mineral de alta calidad que aporte al menos la ingesta dietética recomendada de todas las vitaminas y minerales.

N.º 2 Tomar suficiente vitamina D3 (por norma general, 2000-5000 UI diarias) para elevar sus niveles en sangre al rango óptimo (50-80 ng/ml).

N.º 3 Tomar antioxidantes adicionales de origen vegetal, como los extractos ricos en flavonoides. Hay diversas opciones: semilla de uva, extracto de corteza de pino; curcumina (Theracurmin); una bebida vegetal resveratrol.

Bibliografía:

Ginty AT, Conklin SM. Short-term supplementation of acute long-chain omega-3 polyunsaturated fatty acids may alter depression status and decrease symptomology among young adults with depression: A preliminary randomized and placebo controlled trial. Psychiatry Res. 2015 Sep 30;229(1-2):485-9.

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